El certamen y el espejo: qué nos dice Miss Universo sobre Chile hoy

El retorno del interés por los concursos de belleza en plena era del feminismo plantea una paradoja cultural: mientras se impulsa la diversidad y la deconstrucción de los estereotipos, resurgen formatos que históricamente han reducido la valía femenina al aspecto físico. ¿Estamos ante una regresión, una reinvención o una estrategia emocional perfectamente calibrada?
La noche de este viernes 25 de julio se vivió una nueva batalla entre los canales por el rating del horario prime y para sorpresa de algunos el ganador indiscutible fue Canal 13 con la transmisión de la semifinal de Miss Universo Chile 2025 por un amplio margen. Entre las 22:31 hasta las 01:40 horas, Canal 13 promedió 611.678 personas por minuto con la transmisión de la semifinal del Miss Universo Chile y su competidor más cercano fue “Only Fama” que logró un promedio de 357.777 personas por minuto en el mismo horario.

En un país donde los discursos feministas han cobrado fuerza, el regreso del entusiasmo por los concursos de belleza puede parecer contradictorio. Sin embargo, la reciente participación de Emilia Dides —quien logró posicionarse entre las 12 finalistas en Miss Universo 2024 y obtuvo el “People’s Choice Award”— reactivó el interés nacional por estos certámenes, marcando un hito no visto desde la coronación de Cecilia Bolocco en 1987.
Para Gabriela Beaumont, docente de Diseño de Vestuario y Textil en la Universidad Andrés Bello y especialista en moda, marketing y tendencias, este resurgimiento no es simplemente mediático, sino profundamente simbólico. A su juicio, “los concursos han evolucionado, ya no son sólo vitrinas de belleza hegemónica, sino escenarios donde la trayectoria, los discursos y la emocionalidad también se evalúan”. En ese contexto, Dides ha sabido combinar una imagen estética impecable con una narrativa personal potente, basada en la superación y el carisma.

Según Beaumont, fenómenos como el de Miss Universo se alimentan también del marketing emocional y la nostalgia. “Hoy se buscan referentes que conecten, que transmitan autenticidad en tiempos de incertidumbre. Emilia lo logró con una imagen que apeló al ‘clean look’ y a una estética de elegancia sobria, cargada de simbolismo”, explica.
Desde la academia, la experta destaca cómo estas dinámicas tensionan los avances feministas. “Más que una regresión, podría tratarse de una resignificación del concepto de belleza: mujeres que ingresan a estructuras tradicionales con conciencia crítica y generan nuevos sentidos desde dentro”, comenta Beaumont.
En tanto Mauro Basaure, sociólogo, plantea la hipótesis de que son varios elementos los que configuran este fenómeno, que se explica con el declive de la crítica feminista a estos concursos y un “regreso de tendencias más conservadoras que estuvieron reprimidas”.
A lo anterior añade los cambios que se han producido como reacción a las críticas, “el concurso incorpora estas críticas y ahora estamos ante un concurso en el que puede participar, por ejemplo, una mujer trans, y los estándares de belleza ya no son los de las mises de los 80, 90 que eran muy tipo “barbie”, hay una vuelta que ha producido una adaptación, incorporando mayor diversidad”.
Otro de los factores que rescata el sociólogo es el factor económico, en el que la transmisión de estos concursos tiene un valor mediático muy alto, “incluso en algunos países es parte de la marca país y son parte del soft power” acota.
En su rol de docente Beaumont, observa cómo el cuerpo vestido continúa siendo un soporte discursivo. “Cada elección estilística —colores, telas, cortes— es una declaración. En estos certámenes vuelve también el interés por la Alta Costura, por lo artesanal, por el brillo y el corsé”, señala.
El retorno de los concursos de belleza no solo refleja una tensión cultural entre tradición y cambio, sino también la persistencia de la belleza como una categoría en transformación. “Lo importante”, concluye, “es que sigamos preguntándonos qué tipo de belleza queremos celebrar como sociedad”.
Por su parte en tanto Basaure señala que será interesante ver “en que países se da con mayor fuerza el retorno de este tipo de concursos, es muy posible que sea en aquellos bajo gobiernos neoconservadores”.
