Sobremesa: Natascha de Cortillas presenta un almuerzo comunitario que se convertirá en exposición

  • Todo el proceso se podrá ver desde el sábado 25 de mayo a las 14:00 hrs a través de la vitrina de Galería Hifas ubicada en Libertad 304, Barrio Yungay Santiago Centro. Entrada liberada. 

“Sobremesa” de Natascha de Cortillas es una obra que se viene realizando en distintos espacios, circunstancias y con innumerables comensales desde el 2015. Se trata de un almuerzo comunitario que se convierte en performance y luego en exposición. Todo el proceso se podrá ver desde el sábado 25 de mayo a las 14:00 hrs a través de la vitrina de Galería Hifas ubicada en Libertad 304, Barrio Yungay Santiago Centro.

Natascha comenta que esta obra “busca generar un diálogo, un ejercicio dialógico real donde la mesa se transforma en este dispositivo que permite rememorar historia, memoria, contingencias en torno a los procesos alimenticios, en torno a la producción de alimentos y los distintos problemas que hoy afectan a ciertas comunidades. Entre ellos, la soberanía alimentaria, las dificultades de algunos recolectores y productores de alimentos respecto de la pérdida de ciertas condiciones ecológicas para seguir produciendo estos ingredientes que forman parte de su cosmogonía cultural. Por ejemplo, el pueblo Lafquenche con las algas en la costa del sur”. 

La acción de arte ocurrirá este sábado 25 de mayo, donde quienes asistan podrán ver a un grupo de personas, convocadas por la galería, comiendo y conversando en torno a una mesa dentro de la vitrina. Luego de esto quedará expuesto el acontecimiento (vestigios de la comida) hasta el 28 de julio. 

La sobremesa es aquella tradición para mantener vivos los sabrosos vaivenes y relajos que provocan un lugar de confianza. En donde los restos de comidas, las lozas sucias, las alzadas de voz y las revueltas de energías, se encuentran conscientemente permitidas.

Un reflejo de diversas satisfacciones, producto de un goce culinario y un flujo apasionado por el contacto social.

“Esta obra, funciona como un bajativo colectivo, donde la participación es indispensable para recuperar los ánimos. Algo así como un escenario de descanso y reflexión en torno a anécdotas, recuerdos comunes y delicias de la vida en tiempos de fronteras. Experiencias que invitan a distorsionar la perspectiva del tiempo y perderse entre las bromas, las risas, y los silencios de quienes fluctúan como anfitriones y comensales. Natascha De Cortillas, nos convida a disfrutar de un menjunge sugerente. Se trata de un trabajo que sostiene el congelamiento de este “después de “un movimiento cotidiano, familiar y doméstico. Un proceso que procura ser nutritivo a nivel corporal-espiritual. Una manera de demandar diálogos profundos sobre nuestras rutas alimentarias ¿Qué comemos y por qué? ¿Qué memorias guardan los alimentos? ¿Son los víveres del presente un sustento político? ¿Son las raciones un gesto democrático?”, escribe la curadora de arte Loreto González Barra 

Más sobre Natascha de Cortillas: Su práctica artística gira en torno a la identidad culinaria de comunidades del Biobío a partir de ejes como los conocimientos locales; la recolección como práctica de insistencia y resistencia cultural, las mujeres en su legado histórico como matriz de una vida cotidiana y la escancia intercultural como lectura de un territorio de frontera, interpelando las lógicas capitalistas como modelo de desarrollo en las comunidades y territorios locales. 

Así, desde un ejercicio colaborativo y reflexivo, está  interesada en fortalecer las relaciones afectivas que se desprenden en la construcción sociocultural de un conocimiento transdisciplinar.

Intencionado un dispositivo artístico que se presenta bajo metodologías participativas de trabajo, recuperando procesos de exploración y lenguajes de observación que no se legitiman necesariamente en el lugar exhibido, sino en el ejercicio dialógico de una práctica artística deslocalizada.

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