«Taguada» regresa con una nueva versión: Andrés Montero reescribe el mito chileno

  • En esta renovada versión de Taguada, Andrés Montero narra la leyenda popular chilena del duelo entre el mulato llamado Taguada y don Javier de la Rosa. A través de su mirada como narrador, el autor viaja en el tiempo para explorar cómo el mito ha evolucionado con cada generación que lo cuenta.
  • Tras el éxito de los libros El año en que hablamos con el mar, La muerte viene estilando y Tony Ninguno, La Pollera Ediciones completa la colección de libros de Andrés Montero con esta reedición de Taguada, el cual fue publicado en 2019 y ahora vuelve a las estanterías con un relato fresco. 

Andrés Montero
Escritor y narrador oral. Es autor de las novelas Tony Ninguno y Taguada; del libro de cuentos La muerte viene estilando; del ensayo Por qué contar cuentos en el siglo XXI y de cuatro libros juveniles. Cursó el Máster de Creación Literaria de la BSM-UPF, en Barcelona. Ha sido publicado en Chile, Argentina, México, España, Italia, Grecia y Dinamarca. Junto a Nicole Castillo dirige la Escuela Casa Contada y conduce el programa de televisión “Los cuenteros en ruta”.

En 2017 obtuvo el X Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska de la Ciudad de México por la novela Tony Ninguno, y en 2022 recibió el Premio del Círculo de Críticos de Arte, el Premio Municipal de Santiago, el Premio de la Academia de la Lengua y el Premio Mejores obras literarias del Ministerio de las Culturas por La muerte viene estilando; ambas obras publicadas por La Pollera Ediciones.

Siete años después de su publicación original, Taguada, la novela de Andrés Montero, regresa en una versión revisada y reescrita. Publicada ahora por La Pollera Ediciones, esta nueva edición no solo mejora la fluidez del relato, sino que también reafirma el compromiso del autor con la tradición oral y la memoria.

Se cuenta en el campo chileno que, en una noche de San Juan, un terrateniente y un peón se enfrentaron en un duelo de payas que duró cuatro días. Don Javier de la Rosa fue el vencedor; el mulato Taguada, invencible payador, terminó ahorcado con una cuerda de su propio guitarrón. Esta historia ha viajado de voz en voz, de generación en generación, y llegó a los oídos de Montero a través de su padre y del mismísimo  Nicanor Parra. Intrigado por el mito, el autor decidió seguirlo y reconstruirlo en una novela que lo transporta al siglo XIX en la zona central de Chile, donde intenta presenciar un duelo que, como todo mito, se mueve entre la realidad y la leyenda.

En esta entrevista, Montero revela los desafíos de enfrentarse nuevamente a su propio texto, los aprendizajes adquiridos en el proceso y sus expectativas sobre la recepción de la novela en otros países.

Taguada se publicó anteriormente y ahora vuelve con una editorial independiente, ¿qué te motivó a revivir esta historia? 

—Fue el entusiasmo de La Pollera, que quería tener mis cuatro libros para lectores adultos en la misma colección. Faltaba solo Taguada, que ya desde hace un par de años era muy difícil de encontrar. Es bonito, porque la novela postula que las buenas historias, como la leyenda del contrapunto entre el mulato Taguada y don Javier de la Rosa, no se pueden perder. Y ahora La Pollera se hace también parte de ese viaje.¿Hay algo que en la primera edición quisiste hacer y ahora lograste concretar?

—Siempre quise que se leyera en Argentina y en Uruguay, dos países con una tradición de payadores enorme, pero antes no tuvo distribución al otro lado de la cordillera. Ahora sí va a llegar, en principio al menos a Argentina y eso me pone contento. Me da curiosidad saber cómo se va a leer esta historia tan chilena. Hay quien dice, además, que en realidad el mulato Taguada era uruguayo y don Javier argentino, y que el contrapunto habría ocurrido en las orillas del río de La Plata.El lenguaje y la tradición al estilo Montero

Taguada es una novela que juega con la oralidad y la memoria. ¿Cómo trabajaste el lenguaje en esta nueva edición? 
—En la edición anterior había un intento de representar hasta en la ortografía el habla de los personajes, que son de distintas capas sociales y de diferentes épocas de la historia de Chile. Pero al final es incómodo de leer. En esta edición me preocupé de que el habla general diera cuenta del personaje, con su vocabulario, con la construcción de las frases, pero evité traspasar cien por ciento al papel la oralidad, letra por letra, que es algo que ya intentaron, sin éxito, los costumbristas. Por eso ahora la novela es más fluida.

¿Crees que la literatura chilena actual le está dando suficiente espacio a este tipo de relatos? 
—Me parece que es un lugar al que se vuelve siempre. Está en la tradición chilena, casi diría que en el ADN. Está en la poesía, en autores como Manuel Rojas o Donoso, se publican todos los años libros (bestiarios, diccionarios) sobre mitología chilena, sobre leyendas, e incluso en libros más contemporáneos que no se tratan del tema puede aparecer un mito popular o una leyenda en algún capítulo, iluminando -u oscureciendo- la trama.

En un librero, ¿al lado de qué libro pondrías Taguada
—Le correspondería un lugar entre Tony Ninguno y La muerte viene estilando, pero para jugar con la pregunta, me gustaría que estuviera al lado de los libros que me permitieron pensar la estructura, que me ayudaron a escribir este libro o simplemente me acompañaron y, espero, irradiaron su magia al libro. El obsceno pájaro de la noche, Los detectives salvajes, Violeta se fue a los cielos, Poema de Chile, Cantores populares chilenos, Geografía del mito y la leyenda chilenos, Leyendas de Tagua Tagua, Por qué los chilenos hablamos como hablamos, Relatos de bandidos chilenos, El contrapunto entre el mulato Tahuada y don Javier de la Rosa, Socios para nuestra tradición, entre otros. Ahí se vería muy bien Taguada, muy bien acompañado.